Toda mi vida tuve como meta el éxito en el ámbito profesional. Sólo en eso pensaba, en mi carrera y en ser excelente. Me gradué Cum Laude de Psicóloga Educativa y por supuesto, soy una total adicta al trabajo. De hecho yo era de las que decía que nunca quería tener hijos. ¡Y qué bueno que no los tuve mientras me sentía así! Pero cuando ya estaba llegando a los 30 y ya estando casada y divorciada, empecé a verdaderamente desear ser madre. Fue algo no planificado pero cuando tenía 30 años quedé embarazada y me convertí en madre soltera a los 31 de una preciosa niña que amo con toda mi alma y que me llena de amor todos los días.
Adelanto que la parte de ser mamá soltera y tener el peso total de los gastos de mi hija no era lo que me causaba conflicto. No... mi conflicto era combinar mis responsabilidades de mi trabajo actual, que tanto amo, con las de ser mamá. Mi trabajo implica viajar, dormir en otras ciudades, visitar clientes... en fin, toda una locura pero que me paga lo suficiente para estar tranquila. Y además de eso, es el trabajo de mis sueños. ¡Lo que siempre había querido hacer!
En junio, y teniendo mi hija ya 3 años, tenía que hacer un viaje de una semana a otro país. No era algo que podía mover ya que era una actividad anual donde participaríamos todas las personas de mi departamento a nivel regional. Dos días antes del viaje mi hija se enfermó. Le dio varicela e infección respiratoria. ¡Es lo más enferma que la he visto jamás! Pero verla enferma no era lo peor... era saber que tenía que irme a ese viaje y no tenía opción.
Para hacérselas corta, me fui con angustia total y a los dos días tomé la decisión que renunciaría a mi trabaño soñado. Ese día mi prioridades cambiaron, así de sencillo. Al regresar hablé con todos y cada uno de mis superiores y les expliqué mi situación, pero también les solicité si podía quedarme hasta finales de año. Afortunadamente tengo a los mejores jefes que podría alguien pedir y todos me permitieron quedarme esos seis meses.
Así que aquí estoy, a unas cuantas semanas de terminar ese plazo. ¿Y cómo estoy? ¡MURIENDO DE MIEDO! Pero consciente que tomé la decisión correcta. Voy a estar trabajando desde mi casa en otros proyectos y no sé si voy a sentir esa tranquilidad económica que tengo hasta el día de hoy, pero sé que voy a estar para mi hija si se vuelve a enfermar. ¿Voy a poder adelantar trabajo con mi hija revoloteándome? ¿Podré trabajar sin tener mi oficina o un salón de conferencias a donde irme a esconder cuando necesitaba concentrarme? (Y por supuesto la ironía, mientras escribo esto, tengo a mi hija intentando sentarse en mis piernas para ver qué estoy haciendo). Voy a extrañar los almuerzos con mis compañeras de trabajo en donde usualmente hay grandes carcajadas. En lugar de eso voy a estar preparando el almuerzo para mi hija y viendo Disney Junior.
Como mamá adicta al trabajo, no estoy segura de cómo voy a lidiar con todo. Tengo que aprender a ser mamá al 100% y eso de verdad me asusta. Así que, mamás que trabajan en casa, ¡¡¡no saben cuánto las admiro!!!
¿Siento terror? ¡Por supuesto! Pero como les dije, mis prioridades cambiaron, y haré lo mejor que pueda en esta nueva aventura que ustedes ya están viviendo. No estoy segura de cómo organizarme y cómo cumplir con todo pero estoy segura que haré consultas en este blog para que me pasen tips.
¡Un abrazo muy grande a todas ustedes!
-Any-
Excelente me encanta. Como tu mencionaste no hay mejor desicion que poner prioridades y esta es la mejor... poder disfrutar a nuestros hijos. No es fácil pero tampoco es imposible salir adelante. Te deseo muchos éxitos y bendiciones.
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